La Haya, 14 de junio de 2003
Al fiscal de la Corte Penal Internacional, Senador Louis Moreno-Ocampo,
Corte Internacional, Maanweg 174. NL-2516 AB Den Haag/La Haya
Los acusados son conscientes de que serán considerados responsables de estos crímenes y, por tanto, se han embarcado en una campaña mundial para menoscabar la autoridad de la CPI, con el fin de situarse por encima del derecho internacional y continuar con sus crímenes en detrimento de toda la humanidad.
Por consiguiente, la presente denuncia debe ser considerada por la CPI con la máxima celeridad. Asimismo, por la presente, se llama a todas las personas físicas y a todos los gobiernos a unirse a esta denuncia con el objetivo de acabar con estos crímenes de una vez por todas.
La presente denuncia contiene:
* Introducción
* Cargos
* Precedente histórico de esta denuncia
* Pruebas de los delitos cometidos
* Los acusados
* La competencia de la corte penal internacional sobre los acusados
* Petición final
Bases de la industria farmacéutica.
Los acusados son responsables de la muerte de cientos de millones de personas, y aún siguen muriendo muchos de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras patologías, que podrían haberse prevenido y eliminado en buena medida hace mucho tiempo.
Esta muerte prematura de millones de personas no es el resultado de una coincidencia ni una negligencia. Se ha organizado deliberada y sistemáticamente en beneficio de la industria farmacéutica y de sus inversores, con el único propósito de ampliar un mercado mundial de fármacos valorado en billones de dólares.
El ámbito de mercado de la industria farmacéutica es el cuerpo humano, y el rendimiento del capital invertido depende de la continuación y expansión de las enfermedades. Sus beneficios dependen de la patentabilidad de los medicamentos, lo que convierte esta industria en la más rentable del planeta Tierra.
Sin embargo, la prevención y erradicación de cualquier enfermedad reduce de manera drástica o elimina totalmente los mercados para los fármacos. Por consiguiente, las empresas farmacéuticas han estado poniendo obstáculos sistemáticamente a la prevención y erradicación de las enfermedades.
Para cometer estos delitos, las empresas farmacéuticas se sirven de un laberinto de ejecutores y cómplices en el mundo de la ciencia, la medicina, los medios de comunicación y la política. Los gobiernos de naciones enteras son manipulados o incluso dirigidos por miembros de grupos de presión y antiguos ejecutivos de la industria farmacéutica. Durante varios decenios, se ha corrompido y abusado de la legislación de naciones enteras para fomentar este «negocio con las enfermedades», valorado en miles de billones de dólares, arriesgando así la salud y las vidas de cientos de millones de pacientes y personas inocentes.
Una condición previa para el auge de la industria farmacéutica como fulgurante negocio de inversión fue la eliminación de la competencia de las terapias seguras y naturales, ya que éstas no son patentables y sus márgenes de beneficio son escasos. Además, estas terapias naturales pueden ayudar a prevenir de forma efectiva e incluso a eliminar enfermedades, debido a sus funciones esenciales en el metabolismo celular.
Como resultado de la eliminación sistemática de las terapias de salud natural y del desarrollo de los sistemas de salud pública en la mayoría de los países del mundo, la industria farmacéutica ha provocado que millones de personas, y casi todas las naciones del mundo, dependan de su negocio de inversión.
La industria farmacéutica ofrece «salud» a millones de pacientes, pero no distribuye los bienes. En su lugar, distribuye productos que simplemente alivian los síntomas al tiempo que mantienen la enfermedad subyacente, como condición previa para el futuro de su negocio.
Estos dos tipos de delitos están directamente relacionados, puesto que se cometen en nombre e interés de los mismos grupos de inversión empresarial y de sus patrocinadores políticos. Los acusados son responsables de los crímenes más graves jamás cometidos contra toda la humanidad, y por tanto, están sujetos al principio de enjuiciamiento internacional.
DELITOS COMETIDOS EN RELACIÓN CON EL NEGOCIO CON LAS ENFERMEDADES DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA.
El crimen del genocidio.
Los acusados son culpables del crimen de genocidio, por lo que están sujetos a enjuiciamiento según el Artículo 6 del Estatuto de la CPI. Esto incluye, entre otros, los siguientes crímenes:
* Genocidio mediante matanza (Artículo 6a)
* Genocidio mediante lesión grave a la integridad física o mental (Artículo 6b)
* Genocidio mediante sometimiento intencional a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física (Artículo 6c)
Crímenes contra la humanidad.
Los acusados son culpables del crimen de genocidio, por lo que están sujetos a enjuiciamiento según el Artículo 7 del Estatuto de la CPI. Esto incluye, entre otros, los siguientes crímenes:
* Crimen contra la humanidad de asesinato (Artículo 7a)
* Crimen contra la humanidad de exterminio (Artículo 7b)
* Crimen contra la humanidad de esclavitud (Artículo 7c)
* Crimen contra la humanidad de encarcelación u otra privación grave de la libertad física (Artículo 7e)
* Crimen contra la humanidad de otros actos inhumanos (Artículo 7k)
Resumen de la confirmación de los cargos presentados por los delitos relacionados con el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica.
1. Los acusados mantienen intencionada y sistemáticamente enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, las complicaciones diabéticas y otras patologías, además del cáncer, las enfermedades infecciosas como el SIDA, la osteoporosis y muchas de las afecciones más comunes hoy en día, reconocidas como evitables en buena medida por medios naturales. Los acusados han causado deliberadamente el sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
2. Los acusados evitan intencionada y sistemáticamente la erradicación de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras patologías mediante la obstrucción y el bloqueo de la difusión de información sobre los beneficios de las terapias naturales no patentables, una información que podría salvar muchas vidas. Por consiguiente, los acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
3. Los acusados extienden intencionada y sistemáticamente las enfermedades existentes y crean nuevas enfermedades mediante la fabricación y comercialización de productos farmacéuticos que alivian los síntomas a corto plazo, pero tienen efectos secundarios conocidos y perjudiciales a largo plazo. Por consiguiente, los acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
PRUEBAS DE GENOCIDIO Y OTROS CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD COMETIDOS EN RELACIÓN CON EL NEGOCIO CON LAS ENFERMEDADES DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA.
Se presentan pruebas concretas que demuestran que los acusados son responsables de mantener y extender intencionadamente ciertas enfermedades, causando intencionadamente otras nuevas y extendiendo el uso de medicamentos registrados para una enfermedad a tantas como sea posible.
Para conseguir estos objetivos, los acusados han diseñado, aplicado, dirigido y organizado estratégicamente un plan empresarial fraudulento a escala mundial, que, por su magnitud económica, no tiene comparación en la historia de la humanidad.
1.1. La expansión intencionada de la enfermedad.
Se presentan las siguientes pruebas concretas que demuestran que las enfermedades más comunes hoy en día son mantenidas y extendidas deliberadamente por los acusados, a pesar del hecho de que podrían haberse prevenido o erradicado en gran medida de forma efectiva, salvando así millones de vidas.
1.1.1. Enfermedades coronarias.
La causa fundamental de las enfermedades coronarias y los infartos de miocardio es un debilitamiento estructural y la disminución de las funciones de la pared arterial, que al igual que el escorbuto se desarrolla como consecuencia de deficiencias vitamínicas y de otros nutrientes esenciales a largo plazo.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca de la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ignoran deliberadamente esta causa y se centran más bien en el tratamiento de los síntomas, como la reducción de los niveles de colesterol en la sangre.
Además de que evitan de forma intencionada curar la enfermedad para la que se comercializan, los efectos secundarios perjudiciales de estos fármacos causan nuevas enfermedades. El número de fallecidos en todo el mundo por enfermedades cardiovasculares, como consecuencia de estos crímenes deliberados de los acusados, supera los doce millones al año.
1.1.2. Hipertensión arterial.
La causa fundamental de la hipertensión arterial es un incremento de la tensión de la pared arterial, debido a una deficiencia de sustancias nutritivas esenciales en las células musculares lisas de la pared arterial, lo que provoca un estrechamiento del diámetro de la arteria y un aumento de la presión sanguínea. Pueden consultarse innumerables estudios clínicos que documentan los beneficios de los micronutrientes no patentables, en particular el aminoácido arginina y el magnesio. Estas sustancias nutritivas corrigen la deficiencia subyacente en millones de células de la pared vascular, relajando así las paredes de los vasos sanguíneos, aumentando su diámetro y normalizando la elevada tensión arterial.
Los fármacos vendidos para el tratamiento de la hipertensión se centran intencionadamente en el tratamiento de los síntomas. Por ejemplo, los betabloqueantes reducen la frecuencia cardiaca y los diuréticos hacen lo mismo con el volumen sanguíneo. Estos fármacos evitan deliberadamente corregir los «espasmos» de las paredes de los vasos sanguíneos, que son la causa fundamental de la hipertensión arterial. De este modo, a la vez que se evita intencionadamente curar la enfermedad, estos fármacos provocan efectos secundarios perjudiciales a largo plazo, que pueden causar numerosas enfermedades nuevas, y por tanto nuevos mercados de fármacos.
En todo el mundo, cientos de millones de pacientes con hipertensión arterial siguen sin encontrar cura como consecuencia directa de las acciones llevadas a cabo por los acusados, y el número de fallecidos por estas enfermedades aumenta cada día.
1.1.3. Insuficiencia cardiaca.
La causa fundamental de la insuficiencia cardiaca es la falta de biocatalizadores celulares, ciertas vitaminas, minerales, carnitina, coenzima Q10 y otros portadores de bioenergía en millones de células cardiacas. Esto tiene como consecuencia una disminución de la frecuencia cardiaca y una acumulación de agua en el cuerpo.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca del tratamiento de la insuficiencia cardiaca pasan por alto intencionadamente este hecho y se centran en los síntomas. Los diuréticos comercializados para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca no sólo eliminan el agua acumulada en el cuerpo, sino que también lo purgan de vitaminas, minerales y otros portadores de bioenergía hidrosolubles. De este modo, los fármacos comercializados para la insuficiencia cardiaca contribuyen, en realidad, a empeorar la enfermedad y son responsables de la corta esperanza de vida de los pacientes que la padecen, una vez que empieza a hacer efecto la medicación a base de diuréticos.
A la vez que evitan intencionadamente curar la enfermedad, estos fármacos purgan el cuerpo de nutrientes esenciales, agravando así la causa subyacente de la enfermedad. En todo el mundo, más de cien millones de pacientes con insuficiencia cardiaca siguen sin encontrar cura, y acaban muriendo prematuramente como consecuencia directa de las acciones llevadas a cabo por los acusados.
1.1.4. Arritmia.
La causa fundamental de la arritmia es la falta de micronutrientes, vitaminas, minerales, ubiquinona y otros portadores de bioenergía en millones de células cardiacas eléctricas. Esto tiene como consecuencia una disminución de la generación o conducción de los impulsos eléctricos necesarios para la frecuencia cardiaca normal. Un reciente estudio doble ciego con placebo ha demostrado, sin lugar a dudas, que el uso terapéutico de micronutrientes es un medio efectivo, seguro y asequible para corregir el estado de salud subyacente a la arritmia.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca del tratamiento de la arritmia ignoran intencionadamente este hecho y se centran, en su lugar, en los síntomas. Lo que hacen los fármacos antiarrítmicos comercializados para tratar esta enfermedad es empeorarla en muchos casos, causando la parada cardiaca y la muerte prematura de los pacientes.
Hace diez años, el autor Thomas Moore demostraba en su obra Medicina letal que una nueva clase de fármacos antiarrítmicos en Estados Unidos había causado sola más muertes que la guerra de Vietnam en el ejército norteamericano. En todo el mundo, más de cien millones de pacientes con arritmia siguen sin encontrar cura como consecuencia directa de estas acciones llevadas a cabo por los acusados, y el número de muertos por esta enfermedad aumenta cada día.
1.1.5. Cáncer.
Hasta hace muy poco, el cáncer se ha considerado como una sentencia de muerte. Gracias a los últimos avances en la salud natural y la medicina celular, la situación ha cambiado radicalmente. También en lo que se refiere a esta enfermedad, hoy es obvio que los acusados han contribuido deliberadamente a descuidar y abandonar la investigación de la medicina sobre terapias no patentables en favor de fármacos ineficaces que permiten la continuación de la epidemia del cáncer: uno de sus mercados más rentables. Debido a la extraordinaria relevancia de los crímenes cometidos por los acusados en relación con la epidemia del cáncer, este apartado se presenta con más detenimiento.
Es un hecho científico que todos los cánceres se extienden por el mismo mecanismo: el uso de enzimas que digieren el colágeno (colagenasas, metaloproteinasas). El uso terapéutico de aminoácido lisina natural, especialmente con otros micronutrientes no patentables, puede bloquear estas enzimas e impedir así la metástasis de las células cancerígenas.
Todos los tipos de cáncer estudiados responden de esta manera a este enfoque terapéutico, incluido el cáncer de mama, de próstata, de pulmón, de piel, el fibroma, el sarcoma sinovial y otras formas de cáncer.
La única razón por la que este adelanto en la medicina no ha sido investigado más en profundidad y aplicado al tratamiento de los pacientes es el hecho de que estas sustancias no son patentables, y por tanto tienen escasos márgenes de beneficio. Y lo que es aún más importante, cualquier tratamiento efectivo de cualquier enfermedad lleva, en última instancia, a su erradicación y a la destrucción de un mercado de productos farmacéuticos de miles de billones de dólares.
El marketing de fármacos para los pacientes con cáncer ha sido especialmente fraudulento e intencionado. Con el pretexto de tratar el cáncer utilizando el término tapadera de «quimioterapia», se administran sustancias tóxicas a los pacientes, incluso derivados del gas mostaza. El hecho de que estos agentes tóxicos también destruyan millones de células sanas en el cuerpo se provoca intencionadamente.
Conociendo este hecho, se tuvieron en cuenta deliberadamente las siguientes consecuencias: primera, el cáncer continuaría siendo una epidemia mundial, proporcionando la base económica para un negocio constante de la enfermedad valorado en miles de billones de dólares; y segunda, la aplicación sistemática de agentes tóxicos en forma de quimioterapia causaría nuevas enfermedades en los pacientes que recibieran dichas sustancias.
Como consecuencia de esta estrategia, el mercado de los fármacos para el tratamiento de los graves efectos secundarios provocados por estos productos incluidas las infecciones, inflamaciones, hemorragias, deficiencias en los órganos, etc. es incluso mayor que el mercado de los propios productos utilizados en la quimioterapia. Así pues, los acusados también aplicaron su plan fraudulento organizado, en perjuicio de miles de millones de pacientes con cáncer, con un sólo propósito: su enriquecimiento financiero.
1.1.6. SIDA y otras enfermedades infecciosas.
Planes fraudulentos como éste se aplicaron también al tratamiento de una de las epidemias más mortales de la historia de la humanidad: el SIDA. Ya hace diez años, los estudios científicos mostraron que la vitamina C era capaz de reducir la replica del virus VIH en más de un 99%. Los acusados conocen este hecho desde hace más de un decenio.
Ignorando y evitando intencionadamente este tratamiento seguro, asequible y no patentable, los acusados desarrollaron medicamentos patentables contra el SIDA, con graves efectos secundarios, y debido a sus desorbitados derechos de patentes inasequibles para la gran mayoría de las personas del planeta. Así, al aplicar su plan empresarial criminal, los acusados son culpables de arriesgar las vidas y de causar la muerte a cientos de millones de personas en África, Sudamérica, Asia y todas las demás regiones del mundo.
De forma similar, han boicoteado la información de que la única medida fundamental para mejorar la inmunidad frente a las enfermedades infecciosas consiste en ingerir una cantidad óptima de vitaminas B6, B12, ácido fólico y otros nutrientes esenciales. Es un hecho científico que estos biocatalizadores del metabolismo celular aumentan la producción de leucocitos, el arma principal del cuerpo contra cualquier infección.
Ocultando sistemáticamente esta información, especialmente a los cientos de millones de niños y adultos en el mundo subdesarrollado, la industria farmacéutica arriesga intencionadamente las vidas de cientos de millones de personas en estas áreas del mundo. Todos los acusados saben que casi nadie en estas zonas subdesarrolladas puede permitirse el lujo de pagar tratamientos farmacéuticos, y que por tanto, acaban muriendo.
Ocultar esta información, que podría salvar tantas vidas, acerca de las alternativas naturales no patentables para prevenir y combatir las enfermedades infecciosas no solamente provoca la muerte de millones de personas, sino que también arruina las economías de muchos países subdesarrollados. Como consecuencia directa, el desequilibrio ya existente hoy en día en la economía mundial adquiere tintes dramáticos, ya que se envuelve deliberadamente a estos países en un conflicto en el que no tienen opción de ganar.
1.1.7. Otras enfermedades.
Asimismo, hoy en día siguen considerándose problemas de salud otras enfermedades degenerativas, inflamatorias e infecciosas, así como muchas otras patologías comunes sólo porque los acusados las han definido y protegido como mercados para su vergonzoso «negocio con las enfermedades».
Pruebas acerca de los planes de marketing criminales de los acusados
Extensión deliberada de las enfermedades y provocación de otras nuevas en los pacientes para ampliar los mercados de fármacos.
Para ampliar sus mercados, los acusados fabrican y comercializan los siguientes grupos de fármacos intencionadamente, a pesar de sus conocidos efectos secundarios, nocivos para la salud. De un modo vergonzoso, los acusados están causando deliberadamente nuevas enfermedades con el pretexto de luchar contra las existentes.
El hecho de que estas nuevas enfermedades causadas por los efectos secundarios de estos fármacos aparezcan muchos años después se utiliza como una tapadera adicional para esta estafa:
Los fármacos que reducen el colesterol, especialmente estatinas y fibra se comercializan en cantidades masivas con el pretexto de prevenir las enfermedades cardiovasculares. Se sabe que estos fármacos provocan cáncer en las dosis actualmente administradas a millones de pacientes en todo el mundo.
Los fármacos utilizados en la quimioterapia se comercializan supuestamente para tratar el cáncer. En realidad, causan una serie de efectos secundarios graves, y el más frecuente es la aparición de nuevos tumores. Todo el plan de marketing criminal en torno a la quimioterapia funciona solo porque los acusados han convertido el cáncer en una sentencia de muerte, e incluso los acusados han llegado a vendernos como un éxito cuando un paciente sometido a quimioterapia sobrevive unos pocos meses.
La aspirina se comercializa en cantidades masivas con el pretexto de que previene los infartos de miocardio y los ataques súbitos, pero al mismo tiempo se sabe que su uso a largo plazo causa la destrucción del colágeno, y por tanto, aumenta gradualmente el riesgo de infartos y ataques, además de otras enfermedades como las úlceras estomacales y la hemorragia gastrointestinal.
Los fármacos antiinflamatorios se emplean para tratar el dolor y la inflamación, como en el caso de la artritis. No obstante, muchos de estos fármacos destruyen el tejido conjuntivo, como por ejemplo el de las articulaciones. A largo plazo, el uso de estos fármacos agrava los problemas de salud en lugar de remediarlos.
Los antagonistas del calcio se comercializan en cantidades masivas con el pretexto de tratar la hipertensión arterial y prevenir los infartos de miocardio; sin embargo, a largo plazo, se sabe que el uso de estos fármacos causa un aumento del riesgo de infartos, ataques súbitos y otras enfermedades.
Los estrógenos y otros fármacos compuestos de hormonas se venden en cantidades masivas con el pretexto de prevenir la osteoporosis y las enfermedades cardiacas, pero a largo plazo se sabe que su uso provoca cáncer en más del 30% de las mujeres que los ingieren. Las formas especialmente frecuentes de cáncer causadas por estos fármacos son carcinomas hormonodependientes como el de mama o el de útero.
Tranquilizantes y antidepresivos. Otro mecanismo por el cual los acusados extienden sistemáticamente sus mercados consiste en causar adicción intencionadamente con el fin de incrementar las ventas. Se sabe que muchos tranquilizantes y antidepresivos, como el conocido diazepam («Valium»), provocan dependencia y adicción. Con el fin de aumentar las ventas mundiales de estos fármacos, los acusados incluso los ensalzan en anuncios a toda página dirigidos directamente al público.
Otros fármacos. Puesto que la patente es una condición previa para el negocio de inversión de la industria farmacéutica, los fármacos típicos son moléculas sintéticas, y por tanto tóxicas para el cuerpo humano. Para casi todos los fármacos es válido el mismo principio de negocio fraudulento: aliviar los síntomas a corto plazo a la vez que se causan otros daños y se generan gradualmente nuevas enfermedades, que sirven de base para nuevos mercados de fármacos.
Ampliación de sus mercados de fármacos para nuevas enfermedades.
Al cometer estos delitos, los acusados amplían deliberadamente su actual mercado farmacéutico inventando nuevos estados de salud para los que recomiendan los fármacos que previamente habían aconsejado para otras enfermedades.
Como primera prueba, se presentan a continuación los siguientes ejemplos:
Las pastillas para el dolor de cabeza previenen supuestamente las enfermedades cardiacas. La aspirina se desarrolló como un calmante para el dolor de cabeza y el dolor en general, y ahora los acusados la venden en cantidades masivas y la aconsejan para su uso a largo plazo, incluso para las personas que gozan de buena salud, porque supuestamente previene y trata las enfermedades cardiacas y otras patologías graves.
Los antibióticos combaten supuestamente las enfermedades coronarias. Con el fin de ampliar el mercado mundial de sus antibióticos, los acusados fabricaron y extendieron la llamada «teoría de la bacteria» de los infartos por todo el mundo. Sin pruebas clínicas que demuestren que la clamidia u otras bacterias causan realmente la aterosclerosis o los infartos, los acusados fomentaron vergonzosamente el uso general de antibióticos, incluso entre las personas sanas, con el pretexto de que previenen los ataques al corazón.
Estos son sólo unos pocos ejemplos de las prácticas llevadas a cabo por los acusados para extender sistemáticamente el uso de sus fármacos para otras enfermedades. En realidad, este plan de marketing no es la excepción que confirma la regla, sino la regla. La lista de delitos cometidos en este contexto debería corregirse y completarse durante la investigación posterior.
Delitos relacionados con la infiltración sistemática en varios sectores de la sociedad con el propósito de facilitar la ejecucion de dichos delitos.
Los acusados se han infiltrado sistemática y deliberadamente en los sectores de la medicina y la salud de la mayoría de los países del mundo con el fin de crear relaciones de dependencia financieras y de otro tipo para dirigir su «negocia con las enfermedades» y cometer otros delitos.
La investigación de la medicina no se lleva a cabo con el objetivo primordial de hallar el tratamiento más efectivo, seguro y asequible contra una enfermedad, sino con el fin de identificar los principales mercados de enfermedades y alcanzar los máximos beneficios en ese mercado para el fabricante de fármacos. Como parte de esta estrategia a lo largo de las últimas décadas, los acusados eliminaron sistemáticamente de los programas de formación de las facultades de medicina el estudio de las terapias naturales, efectivas pero no patentables.
Crearon a propósito generaciones de médicos con pocos o ningún conocimiento acerca de los beneficios para la salud de estas terapias naturales, que podrían salvar tantas vidas. Al mismo tiempo, los departamentos recién creados con el nombre de farmacología se hicieron cargo de la enseñanza terapéutica en las facultades de medicina. De este modo, durante varias décadas, las generaciones de médicos han convertido las facultades de medicina prácticamente en un equipo de venta entrenado para el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica.
Con el fin de ocultar esta estrategia, los fármacos patentados fueron calificados de «científicos» e incluso bautizados como «medicamentos éticos», mientras que las terapias naturales no patentables eran desprestigiadas y tachadas de «no científicas».
De manera similar, los acusados se han infiltrado sistemática e intencionadamente en los medios de comunicación de todo el mundo, creando relaciones de dependencia financieras o de otro tipo y difundiendo engaños e información falsa con el fin de disimular sus prácticas delictivas, apoyar su «negocio con las enfermedades» y cometer otros delitos.
Los acusados han abusado deliberada y sistemáticamente del sistema político y legislativo de la mayoría de las naciones, con el objetivo de aprobar leyes, establecer regulaciones y fomentar otras medidas encaminadas a aumentar sus ventas de fármacos ineficaces y peligrosos, aunque lucrativos. Los acusados han abusado de su influencia política para manipular la legislación, de forma que les permitiera apropiarse de billones de dólares al amparo de los «seguros de enfermedad» y de otros fondos sanitarios públicos y privados.
Fomentando su «negocio fraudulento de la enfermedad», han tomado este dinero de personas, empresas y gobiernos de todo el mundo exigiendo el pago de terapias ineficaces y nocivas. Por tanto, los acusados consiguen beneficios desorbitados para la industria farmacéutica y causan sufrimientos innecesarios y la muerte prematura a cientos de millones de personas.
Los acusados se han infiltrado deliberada y sistemáticamente en el Parlamento Europeo y han abusado de él, así como de otros organismos regionales e internacionales, como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otros organismos políticos nacionales e internacionales, con el fin de cometer sus crímenes contra la humanidad.
Delitos relacionados con la obstrucción sistemática de medidas sanitarias efectivas y no patentables.
Para proteger su negocio artificial de inversión en las enfermedades, los acusados intentaron eliminar estratégicamente el acceso de las personas de todo el mundo a las terapias naturales no patentables. Para conseguir este objetivo, los acusados se sirvieron de varias medidas estratégicas:
1. Ocultar información que podría salvar vidas acerca de las terapias naturales no patentables. Los acusados han ocultado y bloqueado de forma deliberada y sistemática a millones de personas la información sanitaria básica de que el cuerpo humano no produce su propia vitamina C (ácido ascórbico).
A causa de su falta de conocimiento, casi todos los seres humanos tienen carencia de vitamina C y son susceptibles de padecer enfermedades cardiovasculares, además de otros tipos de patologías. Igualmente, los acusados han ocultado y bloqueado sistemática y deliberadamente a millones de personas la información sanitaria básica de que el cuerpo humano no produce el aminoácido lisina natural.
Debido a la falta de información, la mayor parte de los seres humanos tienen carencia de lisina y son susceptibles de padecer cáncer y otras enfermedades. Por consiguiente, los acusados causan intencionadamente más sufrimientos innecesarios y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
2. Desprestigiar públicamente las terapias naturales no patentables. Los acusados han engañado de forma intencionada y sistemática al público difundiendo información falsa, engañosa e inventada que desacredita las terapias para la salud no patentables con el objetivo de proteger y ampliar su «negocio con las enfermedades» basado en fármacos patentados, así como de cometer otros delitos. Por consiguiente, los acusados causan a propósito más sufrimientos innecesarios y la muerte prematura de cientos de millones de personas.
3. Prohibir la difusión de información sanitaria relacionada con las terapias naturales no patentables. Los acusados han abusado deliberadamente de su influencia política intentando aplicar leyes a escala nacional e internacional que permitirían básicamente prohibir la difusión de información sanitaria preventiva y terapéutica relacionada con las terapias naturales no patentables. Al mismo tiempo, estas leyes tratarían de establecer arbitrariamente «límites máximos» ciertamente bajos para las cantidades recomendadas de estas terapias naturales y seguras, una medida encaminada a prohibir su uso como agentes terapéuticos naturales.
Abusando de la Comisión del Codex Alimentarius de las Naciones Unidas, los acusados han intentado incluso establecer estas leyes en todos los países miembros de la ONU; es decir, en todo el mundo.
Ahora que todos los esfuerzos pacíficos para proteger el «negocio farmacéutico con las enfermedades» han fracasado, los acusados cambian de estrategia. Están provocando a propósito la escalada de una crisis internacional, con guerras incluidas, con el fin de crear las condiciones previas psicológicas y legales que permitan una aplicación inmediata e internacional de las leyes proteccionistas y establecer asi la base para la continuación de su «negocio con las enfermedades» y de los otros delitos de los que se les acusa.
Los acusados.
Los acusados son las personas citadas a continuación del mundo empresarial, militar y político y de distintas nacionalidades:
* George Walker Bush, Presidente de los Estados Unidos. Él es el principal ejecutor político de los intereses del cartel farmacéutico y petroquímico. También es el principal responsable político de los crímenes de guerra contra Irak y de los otros crímenes citados en esta denuncia.
* Anthony Charles Lynton (Tony) Blair, Primer Ministro del Reino Unido. Es el líder político y ejecutor por sí mismo, además de cómplice de George Bush en los crímenes enumerados en esta denuncia.
* Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de EEUU. Rumsfeld fue presidente del consejo de administración de varias empresas biotecnológicas y farmacéuticas, entre otras la farmacéutica G. D. Searle, hoy parte de Pharmacia. Durante varias décadas, desempeñó el papel de organizador estratégico del «negocio farmacéutico con las enfermedades». Recibió varios premios de la industria farmacéutica. Junto a George W. Bush, Donald Rumsfeld fue uno de los principales instigadores de la guerra de agresión contra Irak.
* John Ashcroft, Secretario de Justicia de los Estados Unidos. Es uno de los estrategas de la llamada Ley de Seguridad Nacional, uno de los instrumentos organizativos con el que los acusados están restringiendo sistemáticamente los derechos civiles en Estados Unidos. Es responsable de las leyes proteccionistas que permiten esencialmente que la industria farmacéutica goce de inmunidad y no sea considerada responsable de sus delitos en Estados Unidos.
En el sector farmacéutico, las siguientes empresas están acusadas:
1. Pfizer Inc., el presidente del consejo de administración, Dr. Henry A. McKinnell, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
2. Merck & Co., Inc., el presidente del consejo de administración, Raymond V. Gilmartin, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
3. GlaxoSmithKline PLC, el presidente del consejo de administración, Dr. Jean-Pierre Garnier, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
4. Novartis AG, el presidente del consejo de administración, Dr. Daniel Vasella, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
5. Amgen Inc., el presidente del consejo de administración, Kevin Sharer, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
6. Astra Zeneca, el presidente del consejo de administración, Sir Tom McKillop, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
7. Eli Lilly and Company, el presidente del consejo de administración, Sidney Taurel, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
8. Laboratorios Abbott, el presidente del consejo de administración, Miles D. White, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
9. Otras empresas farmacéuticas, sus directores ejecutivos y los consejos de administración, que mantienen y fomentan el «negocio de inversión en las enfermedades» y otros delitos.
Grupos financieros detrás de estas multinacionales:
- Grupo Financiero Rockefeller y los miembros de la familia Rockefeller, ya que se benefician de los delitos cometidos.
- Grupo Rothschild y todos sus miembros, ya que se benefician de los delitos cometidos desde el punto de vista financiero.
- Grupo JP Morgan y todos sus miembros, ya que se benefician de los delitos cometidos desde el punto de vista financiero.
- La Comisión Trilateral y sus miembros, una organización fundada por David Rockefeller para coordinar los intereses de este grupo de inversión en las tres áreas del mundo: Estados Unidos, Europa y Japón; de ahí el nombre «trilateral». Asimismo, todos los miembros individuales de esta comisión considerados culpables de participar en estos delitos o de beneficiarse de ellos desde el punto de vista financiero.
- Los miembros de otros grupos de presión y grupos de intereses del mundo empresarial que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
- J.P. Morgan Chase Bank, el presidente del consejo de administración, William B. Harrison Jr., y el resto de los ejecutivos y el consejo de administración.
- Otras entidades financieras, sus directores ejecutivos, el consejo de administración, los accionistas y demás personas, que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
- Políticos y organizaciones políticas nacionales e internacionales que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
- Miembros del ejército que hayan participado, o en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
- Ejecutivos sanitarios del sector farmacéutico que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado deliberada y sistemáticamente en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
- Miembros de los medios de comunicación y otros que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
- Cualquier persona física, organización o entidad que, en el curso de la investigación posterior, sea considerada culpable de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
TRATADOS INTERNACIONALES APLICABLES A ESTA DENUNCIA:
Junto con el Estatuto de Roma para la Corte Penal Internacional, los siguientes tratados y declaraciones internacionales son aplicables a los graves cargos imputados a los acusados en esta denuncia:
1. Carta de las Naciones Unidas
2. Declaración Universal de los Derechos Humanos del 8 de diciembre de 1948
3. Convenio de Ginebra sobre Derechos Humanos del 12 de agosto de 1949
4. Convenio para la prevención y la sanción del delito de genocidio de 12 de enero de 1951
5. Convenio sobre la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad y de los crímenes de guerra de 1968
6. Principios de cooperación internacional en la identificación, detención, extradición y castigo de los culpables de crímenes de guerra o de crímenes contra la humanidad de 1973
La competencia de la corte penal internacional sobre los acusados.
Los acusados cometieron los delitos expuestos en esta denuncia deliberadamente y con pleno conocimiento de todas las circunstancias que rodeaban a sus acciones.
Los delitos señalados en este documento han sido cometidos contra toda la humanidad. La CPI en La Haya es el tribunal que, regido por el derecho internacional, tiene la misión de resolver estas cuestiones urgentes.
Además, la CPI se creó después de la Segunda Guerra Mundial y el Consejo de Guerra de Nuremberg con el objetivo de evitar otra tragedia semejante: posiblemente otra guerra mundial.
1. Obligación de enjuiciamiento de aquellos que ostentan los cargos.
Los acusados pueden ser condenados y castigados por la Corte Penal Internacional.
El Estatuto será aplicable por igual a todos sin distinción alguna basada en el cargo oficial. En particular, el cargo oficial de una persona, sea Jefe de Estado o de Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, representante elegido o funcionario de gobierno, en ningún caso le eximirá de responsabilidad penal ni constituirá per se motivo para reducir la pena. (Artículo 27, Apartado 1 del Estatuto).
Las inmunidades y las normas de procedimiento especiales que conlleve el cargo oficial de una persona, con arreglo al derecho interno o al derecho internacional, no obstarán para que la Corte ejerza su competencia sobre ella. (Artículo 27, Apartado 2 del Estatuto).
2. Circunstancias eximentes de responsabilidad penal.
Ninguno de los acusados puede acogerse a ninguno de los motivos especificados en el Artículo 31 del Estatuto sobre las circunstancias eximentes de responsabilidad penal.
Los acusados estaban actuando con pleno conocimiento en cuanto a la ilegitimidad de sus actos. Así pues, cualquier alegación que afirme lo contrario será nula de pleno derecho.
Igualmente nulos y sin efecto serán todos los esfuerzos de los acusados para justificar retroactivamente sus delitos formando «coaliciones» de opiniones con otras naciones.
3. Competencia para juzgar a todos los miembros del gobierno y a todos los ciudadanos de los Estados Unidos
Tampoco aquellos acusados que tienen la ciudadanía de los Estados Unidos de América pueden reclamar inmunidad ante la Corte Penal Internacional sólo porque los Estados Unidos de América, a diferencia de los otros 90 países de todo el mundo (es decir, casi la mitad de los miembros de las Naciones Unidas), no esté entre los estados signatarios del Estatuto de Roma.
Los acusados han estado mucho tiempo ideando planes para intentar evadir el enjuiciamiento de la Corte Penal Internacional. Sin embargo, los acusados no están eximidos de la competencia jurisdiccional del Tribunal, porque la simple ejecución de los delitos que conllevaron los actos que van a ser juzgados por la CPI ya es suficiente para estar sujeto a una pena según las condiciones del Estatuto.
No importa si uno pertenece a un estado miembro específico, ya que la Corte Penal Internacional tiene competencia sobre las personas naturales y no sobre los estados, y establece la responsabilidad penal individual y el cumplimiento de una pena (Artículo 25 Apartados 1 y 2 del Estatuto).
El Estatuto de la CPI considera innecesarios los intentos de la administración estadounidense de coaccionar a las naciones más pequeñas para firmar «pactos de inmunidad» bilateral.
Además, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió que el gobierno de Estados Unidos, y por tanto, la mayoría de los acusados, no podían ni debían decidir por sí mismos si la Corte Penal Internacional tenía competencia para emprender una acción judicial contra ellos.
Esta decisión fue adoptada por una sencilla razón: pueden imaginarse qué habría ocurrido si se hubiera permitido a los principales imputados en los juicios de Nuremberg elegir si debían ser juzgados o no ante el Consejo de Nuremberg.
Por estas razones, los acusados, aunque sean ciudadanos de los Estados Unidos de América, están sujetos igualmente a la competencia jurisdiccional de la Corte Penal Internacional.
Petición final.
Los individuos nombrados deben ser llevados ante la Corte Penal Internacional por los argumentos válidos especificados en esta denuncia.
El Fiscal de la Corte Penal Internacional debe proseguir las investigaciones sobre las responsabilidades individuales de los acusados.
Por nuestra parte, la parte de los pueblos del mundo, continuaremos e intensificaremos estas investigaciones.
Los acusados deberían ser condenados por las siguientes razones:
* Violación consciente y deliberada del derecho humano a la paz;
* Violación consciente y deliberada del derecho humano a la vida;
* Violación consciente y deliberada del derecho humano a la salud.
Esta denuncia se actualizará y se completará en un sistema de desarrollo y revisión constante hasta que comience definitivamente el procedimiento legal contra los acusados.
Esta denuncia se ocupa de los crímenes más graves jamás cometidos en el curso de la historia de la humanidad. Cada día que se retrasa el proceso formal en la Corte Penal Internacional contra los acusados, millones de personas de todo el mundo lo pagan con sus vidas, y el planeta se acerca más y más a la próxima guerra mundial. Ya no puede retrasarse más.
Como afirmó el Fiscal de los Estados Unidos en el Consejo de Guerra de Nuremberg contra los ejecutivos del cartel químico y petroquímico IG Farben:
Si los crímenes cometidos por los acusados no salen a la luz, y si ellos no son considerados responsables, harán aún más daño en el futuro-.
Hacemos un llamamiento a todas las personas y a todos los gobiernos del mundo para unirse a estas acusaciones. El momento de actuar ha llegado.
La Haya, Holanda - 14 de junio de 2003.
En nombre de todos los pueblos del mundo,
Dr. Matthias Rath
FUENTE:http://altereconomia.org/web/
INFORMATE Y EXTIENDE ESTA INFORMACION:http://www.alianza-del-dr-rath-para-la-salud.org/index.html